En la mitología romana, Sancus (o Sangus) era el dios que velaba por el cumplimiento de los juramentos, los contratos y los negocios que se hacían en su nombre y honor. Representaba la lealtad y la honestidad.
Su templo estaba construido en la colina del Quirinal y carecía de techo. El ritual ante Sancus requería hacerlo «a cielo abierto», a la vista de los dioses para que, consecuentemente, éstos pudieran impartir las «sanciones» si se incumplía. Palabras que debemos a Sancus son santo/a, santificar, sanción, sancionar…
A un trabajador/a, socio/a, profesional, equipo o cualquier ente del mundo profesional siempre pedimos conocimiento, eficiencia, eficacia, especialización, trabajo en equipo, ambición y muchas cosas más, pero rara vez encontramos los mejores cimientos para agrupar todas esas cualidades: la lealtad y la honestidad.
Esta alegoría representa la semilla de los principios por los que «trato» de regirme, ¿quieres leerlos?